Los jefes de Estado, junto con activistas climáticos, representantes de la sociedad civil y directores ejecutivos, se reunirán del 6 al 18 de noviembre en la ciudad costera egipcia de Sharm el-Sheikh para el encuentro anual más importante sobre acción climática.

 

Las COP son la parte central de las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En ellas, una vez al año, políticos y organizaciones de todo el mundo analizan qué se ha hecho para cumplir el gran objetivo del Acuerdo de París: limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 °C teniendo en cuenta los niveles preindustriales. Además, se fijan nuevos acuerdos y compromisos.

Durante los últimos días se han publicado algunos documentos que son interesantes para entender en qué punto nos encontramos. Lejos de reducirse, la concentración de los tres gases de efecto invernadero más importantes, el CO2, el metano y el óxido nitroso, sigue aumentando. Según el Observatorio de la Organización Meteorológica Mundial, están en los niveles más altos desde que existen registros.

Además, si se analizan los planes de recorte de emisiones de los países, conocidos por las siglas NDC, las emisiones globales de gases de efecto invernadero todavía aumentarán más de un 10 % en la próxima década. Esto nos coloca en un escenario de calentamiento global de hasta 2,8 ºC a final de siglo, según el último Informe sobre la Brecha de Emisiones.

La anterior cumbre del clima, que se celebró en 2021, dejó muchos temas sin cerrar. Su acuerdo final nos situaba en una senda entre los 1,8 y 2,4 ºc de calentamiento a final de siglo, muy por encima de los límites seguros para la humanidad. Además, los países ricos no han cumplido su compromiso de aportar 100 000 millones de dólares anuales en financiación climática para los países más vulnerables.

 

La COP27 girará en torno a cinco asuntos clave:

• Eliminar las ambigüedades con los subsidios a los combustibles fósiles, unas subvenciones que son un suicidio, en palabras del secretario general de la ONU António Guterres.
• Ayudar a los más pobres. La promesa de los países ricos de aportar 100 000 millones de dólares anuales para acción climática en los países en desarrollo no se ha materializado nunca. Además, se estima que esa cantidad debe triplicarse.
• Pérdidas y daños. Debe desarrollarse un mecanismo para compensar las consecuencias de los cambios violentos en el clima que afectan a los países más vulnerables, que son quienes menos han contribuido al cambio climático.
• Realizar una revisión detallada del artículo 6 del Acuerdo de París, relativo al mercado de emisiones.
• Avanzar hacia un mecanismo de reducción de las emisiones globales y no basarlo todo en los compromisos de emisiones a nivel nacional.